El concepto de desregulación en las relaciones es una tendencia imparable que se impone en los últimos años.
La globalización ha impulsado la flexibilización laboral, entendiéndose como esa capacidad de adaptar la masa y esfuerzo profesional a los cambios de una economía que, por otra parte, no deja de evolucionar.
Esta desregulación no solo afecta a la organización del trabajo y protección del empleo, sino que modifica las estructuras del sistema de protección social, afectando inexorablemente la calidad de vida laboral de los trabajadores, y población parada e inactiva.
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La flexibilización laboral hoy en día
En este contexto, es evidente que la fragilidad del mercado laboral se ha visto influenciado por esta flexibilización del entorno de los trabajadores, ya que los costes social-económicos son el motor principal que afecta la relación capital-trabajo, lastrando la relación entre el riesgo y la precariedad laboral en el proceso productivo de organización.
El inestabilidad del factor empleo, así como las relaciones contractuales desequilibradas, la excesiva regulación, el estancamiento en los salarios y la degradación de las condiciones y calidad de vida del sector laboral, son claras evidencias que apuntan a la existencia de dicha precariedad del mercado de trabajo.
La congelación de los sueldos, como única medida de reducción de costes ha desembocado en un empobrecimiento del trabajador, más aún si asumimos que el sueldo no es sólo una variable económica, sino que influye claramente en la demanda.
Estudios económicos actuales
Los informes y estudios contemporáneos de expertos en la materia como Howell, Stockhammer u Onaran, claramente influenciados por Keynes, han resaltado que los cambios que marcan la distribución funcional de la renta, afectan directamente al crecimiento económico.
Estos conocedores de la situación actual destacan que «las reducciones salariales afectan claramente a la demanda».
La caída de los sueldos de los trabajadores afecta al consumo de estos (a su capacidad adquisitiva), mermando el crecimiento económico, y eso afecta de nuevo al empleo, «el gasto es condición imprescindible, aunque no único, para el incremento del empleo» (Stockhammer 2008).
Los estudios publicados anteriormente basan sus teorías en el modelo Bhaduri-Marglin para intentar comprender el resultado de modificar esta distribución funcional atípica de la renta, concluyendo que se generan 2 tipos de economías; Las que crecen gracias a la subida de salarios (wage-led) o la que es impulsada por los beneficios empresariales (profit-led).
Para intentar explicar el peso que han tomado apostar por los beneficios de la empresa, en contraposición al crecimiento económico general, está las dirección que ha tomado la Unión Europea (considerada como una unidad económica), es una economía wage-led.
Los ajustes salariales impulsados por los Estados de la UE tendrán un efecto contrario al deseado, afectando negativamente al crecimiento de las economías de los países integrantes.
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